jueves, 9 de enero de 2014

LA LEONA Y LA OSA


Una leona había perdido a su cachorro.
Se lo había robado un cazador.
La infeliz madre lanzaba tales rugidos,
que retumbaba toda la selva.
La noche, con su oscuridad y su silencio, 
no detenía los alaridos
de la reina de los bosques.
Ninguno de los animales que vivían
cerca podía conciliar el sueño. 
Por fin, la osa le dijo:
—Todos los hijos que han caído en tus fauces,
¿no tenían también padre y madre?
—Sí, los tenían —admitió la leona.
—Pues si es así, y nadie nos ha quebrado la cabeza
 por su muerte; si tantas madres han callado,
 ¿por qué no callas tú también?
—¡Callar yo, desdichada osa!
¡No sabes que he perdido a mi hijo!
¡Mi hijo no es igual a los otros que has mencionado!
¡Era mi hijo!
—Eso mismo habrán dicho todas las madres 
a las que tú has quitado sus hijos, señora leona.
La Fontaine
Moraleja:
No hay que hacer a los otros lo que no queremos
que nos hagan. 

Una planta en el estómago

Una planta en el estómago

Un día, mientras Emilio chupaba unos frijoles crudos,
su mamá le dijo: —Deja de chupar esos frijoles.
—¿Por qué? —preguntó Emilio.
—Porque cuando yo era niña mí abuelita me dijo:
“Si te tragas los frijole crudos, te crece una planta 
en el estómago”.

Emilio no le dio importancia a las palabras de su madre 
y siguió jugando. Pensaba que esas eran puras fantasías,
cuando, sin querer, se tragó un frijol. Al poco rato
Emilio se fue recordando  lo que su mamá le había dicho.


Entonces ocurrió algo sorprendente. A media noche sintió cosquillas en las orejas. Se tocó y sintió que algo salía 
de una de sus orejas. ¡Era la punta de una planta!

Emilio se levantó y se miró en el espejo. ¡De la otra oreja 
también salía una hoja! ¡Y de la nariz! ¡Y de la boca!
Al poco rato sintió que se estaba volviendo planta.

Emilio, asustado, saltó por la ventana y se fue 
a esconder al bosque.

Una hora más tarde, Emilio tenía tantas ramas que
unos pajaritos vinieron a pararse y empezaron a 
hacer su nido. Emilio sentía muchas cosquillas,
pero no pudo mover las ramas para espantarlos.

Entonces quiso gritar, pero de su boca no salió ningún
sonido. Trató de correr, pero sus pies estaban enterrados
en el suelo, convertidos en raíces.

Emilio pensó que ya no iba a ser un niño, sino un árbol,
y pensó que ya no podría jugar ni tener amigos ni ir
a la escuela. ¿Quién imagina un árbol adentro de un salón?

Emilio comenzó a llorar, pero entonces... ¡Despertó!
Corrió con su mamá y le contó su horrible pesadilla.
—Lo bueno es que todo fue sólo un sueño —
dijo su mamá.

Fuente:
Libro de lecturas de primer grado ( el de la portada del perrito )

El sombrero de la bruja

El sombrero de la bruja

La bruja Ruca vivía en un espeso bosque.
Un día en que el viento soplaba muy fuerte salió en su escoba
en busca de aventuras. Pero la bruja Ruca no se amarró bien
el sombrero y el viento se lo voló.

El sombrero cayó en la cabeza de un granjero que
labraba el campo.  El granjero sintió que volaba,
y en un dos, por tres acabó de  labrar todas sus tierras.

El granjero iba feliz a enseñar el sombrero mágico a su mujer,
cuando el viento se lo voló.

El sombrero cayó en la cabeza de una viejita que 
lavaba su ropa  en el río. La viejita sintió que volaba,
y en un dos por tres acabó de lavar  un enorme 
cesto de ropa sucia.

La viejita iba feliz a enseñar el sombrero mágico
a sus hijos cuando el viento se lo voló.

El sombrero cayó en la cabeza de un niño que guiaba
una carreta cargada de bultos. El niño sintió que volaba,
y en un dos por tres recorrió todo el camino y llegó 
a su casa.

El niño iba muy feliz a enseñar el sombrero mágico
a sus padres,  cuando de pronto vio a una bruja
que volaba por los aires. La bruja le dijo al niño:
—Dame ese sombrero.
El niño le contestó: 
—Este sombrero me lo trajo el viento.

La bruja Ruca le contestó:
—El sombrero es mío. El viento me lo voló.
El niño se lo devolvió. Entonces la bruja Ruca
le dio al niño  una bolsita con monedas de oro
como recompensa. 

El niño se fue feliz a entregar el dinero a sus padres.
La bruja Ruca también se fue feliz a su casa. Había
recuperado el sombrero mágico para hacer sus divertidas travesuras.
Fuente:
Libro de lecturas de primer grado ( el de la portada del perrito )

La bicicleta

La bicicleta

La bicicleta es un medio de transporte muy útil
y divertido. Mucha gente usa la bicicleta para
ir al trabajo, a la escuela o de paseo.
Algunas personas utilizan la bicicleta para trabajar.
Hay varias clases de bicicletas:

Las bicicletas de carreras son ligeras y veloces.

Las bicicletas de montaña tienen llantas anchas
para andar en terrenos difíciles.

Las bicicletas de los niños pequeños
tienen dos rueditas más.

Las primeras bicicletas que se inventaron eran
diferentes a las de ahora: el biciclo tenía
la rueda delantera enorme y la trasera muy pequeña.

Viajar en bicicleta tiene algunas desventajas:
Es peligroso andar por las calles muy transitadas.
Pueden viajar pocas personas.

Viajar en bicicleta también tiene muchas ventajas:
No contamina, porque funciona sin gasolina.
Es más barata que el carro o la motocicleta.
Ayuda a la gente a mantenerse sana.

Fuente:
Libro de lecturas de primer grado ( el de la portada del perrito )

Los pecesitos de colores

Los pecesitos de colores

En una gran bahía, había muchos animales marinos.
Había animales grandes como las ballenas, medianos
como los delfines y chiquitos como los pececitos grises.


Un día llegó un pececito de colores. Era un pececito Arco Iris.
Los pececitos le preguntaron:
—¿Quién te dio esos colores?
El pececito Arco Iris dijo que era un secreto.
Los otros pececitos también querían tener colores.
—Yo quiero ser rojo —dijo uno.
—Yo quiero ser azul —dijo otro.
—Y yo amarillo —dijo el más chiquito.
—Bueno —dijo el pececito Arco Iris—,
si me hacen rey les diré mi secreto.
—Está bien —dijeron todos. Si nos dices tu secreto,
te haremos rey. El pececito Arco Iris dijo:
—Tienen que ir a la cueva Rayo de Sol. Y para entrar
tienen que pasar por un túnel muy oscuro, donde
hay muchos peligros. Los más valientes dijeron:
—¡Vamos, hay que arriesgarse!

Y siguieron al pececito Arco Iris hasta la entrada del túnel.
Después de mucho nadar, llegaron al final de la cueva.

En el techo de la cueva había un agujero por donde entraba
un rayo de sol. Toda la cueva estaba iluminada.
Y de pronto, un chorro de agua cayó como una cascada.
Entonces se formó un arco iris y todos los pececitos
quedaron pintados, cada uno de distinto color.
Felices, regresaron a su casa. Coronaron al pececito
Arco Iris como rey. Todos los animales de la bahía 
hicieron una gran fiesta.

Fuente:
Libro de lecturas de primer grado ( el de la portada del perrito )