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viernes, 7 de marzo de 2014

El Rey León

EL REY LEÓN

Los primeros rayos del sol de la mañana iluminaron una inmensa llanura, llena de hierba altísima, esparcida en pequeños grupos de árboles ramificados y sombríos.
Al centro de la extensión se levantaba un grupo de mayor altura que los otros y bajo sus largas ramas nudosas, se desarrollaba una escena solemne y cargada de significado. Farasa, el rey león y Marabi, la reina, estaban presentando a su pequeño príncipe, nacido pocas horas antes a todos sus súbditos:"¡Les presentamos a su futuro rey!", decía, "¡Simba, este maravilloso cachorro!"... Farasa se sentía orgulloso de su hijo y lo llevó con él, para que conociera todo el reino.
Simba acompañaba a su padre muy contento haciendo preguntas: "¿Cómo se llama este árbol? -¿Y éste animalito?". En tanto Farasa entre una respuesta y otra, había llevado a Simba a la cima de una alta colina, porque desde ahí se podía, de una sola mirada, observar toda la llanura. "Mira: -dijo Farasa-todo lo que ves hasta donde se esconde la luz del sol, es mi reino, el mismo que un día será tuyo. Todas las creaturas que lo habitan son nuestros subditos". Simba quedó pensativo, y luego volvió a preguntar: "Y esa otra luz, ¿qué cosa es?". "Esas son las tierras extranjeras, donde no tenemos poder, son por lo consiguiente muy peligrosas, debes prometerme que
no andarás por allí". Simba lo
prometió enseguida, y juntos se
encaminaron a su guarida.
A pocos pasos se encontraron
con Raja, la pequeña leona,
gran amiga de Simba, que junto
con su madre se dirigían hacia su
madriguera. Simba
la llamó de inmediato, diciendo:
"¡Te apuesto que yo soy más veloz
que tú!", y se escapó, para ser
perseguido por Raja, que era
más delgada y más ágil. Después de
haber saludado a las leonas,
Farasa se fue por otro lado,
encontrándose casualmente con
su hermano Diabu, que planeaba matar
al rey y al pequeño Simba para
apoderarse del reino. Apenas vio Diabu
al pequeño, se lanzó hacia él por ser el
más indefenso, pero Farasa
cubrió el ataque con su propio cuerpo. De aquí surgió una lucha furibunda, que a cada instante parecía terminar con la derrota ahora de uno, ahora del otro contendiente. En un momento, el terreno cedió bajo los pies de Farasa y el padre del pequeño quedó colgando de la roca aferrado solamente con las garras de sus patas delanteras. Diabu, maligno se acercó diciendo: "¿Qué me ofreces para salvarte la vida?", y sin dejar hablar a Farasa, le hundió sus propias garras en las patas de su hermano provocando su caída al vacío. Diabu se dirigió amenazador hacia Simba, todavía atontado por la pérdida del padre, y le rugió: "¡Vete para siempre de esta tierra,
porque ahora regresaré al gran claro del bosque, y les contaré a todos que mientras tu padre resbalaba accidentalmente por el barranco, tu por hacerte enseguida Rey, no moviste ni un dedo para salvarlo... serás deshonrado y muerto!". Simba caminó triste y solitario por varios días, y cuando finalmente se sintió cansado y sin fuerzas, se acostó a la sombra de una gran acacia, durmiéndose al instante. Al despertar, tuvo una extraña sorpresa; alguien lo estaba acariciando y una dulce voz lo consolaba: "Duerme querido leoncito, y no te preocupes nunca jamás de nada; ahora me ocuparé yo de tí", Simba levantó la vista y se dio cuenta de que el que le estaba hablando no
era otro sino el árbol bajo el cual pasó durmiendo la tarde anterior. Esta era una acacia sabia y vieja, que había aprendido a hablar y con sus ramas nudosas se ayudaba para recoger objetos, colocar pájaros en el nido y ahora, consolar a Simba. El leoncito se quedó en compañía de este mágico árbol largos años, creciendo y fortaleciéndose, procurando no pensar en aquel tristísimo episodio que lo había llevado tan lejos, tratando de sentirse bien y feliz. Un día, mientras estaba gozando el calor del sol de la tarde, fue agredido por sorpresa por una delgada y ágil leona que andaba en busca de sustento. Simba trató de escapar pero pronto fue alcanzado y derribado.
Cuando la leona estaba por lanzar la dentellada, Simba le lamió afectuosamente su morro, diciendo: "¡Te he reconocido! tú eres Raja, ¡Mírame, soy yo, tu amigo Simba!". Entonces también Raja lo reconoció, y a su vez lo cubrió de caricias. "¡Diabu dijo que estabas muerto!", dijo Raja, además le contó de cómo bajo el dominio del malvado Díabu se agotó la provisión de víveres y toda la naturaleza se volvió en su contra. Lleno de orgullo e indignación, Simba se despidió de su amiga la acacia y le pidió a Raja acompañarlo al claro del bosque. Al llegar, increpó así a Diabu: "Me has alejado con engaño, y has subyugado todo el valle con tu arrogancia y tu maldad. ¡Ahora tiembla Diabu porque desde hoy esta tierra no te pertenecerá ya más!". Dicho esto, se lanzó en su contra con tal Ímpetu que sus garras se clavaron en su espalda dejándole una profunda herida como eterno recuerdo de la derrota, Diabu se alejó velozmente y no regresó nunca mas. Simba se acercó a Raja, la miró dulcemente y le dijo: "Desde hoy reinaré según el deseo de mi padre y todos mis subditos no deberán padecer carencias o sequías. Y tú, dulce Raja ¿Quieres ser mi reina?". Raja bajó conmovida la mirada, y juntos, se alejaron felices por la montaña.







La lechuza tramposa


LA LECHUZA TRAMPOSA


Erase una lechuza que vio en un palomar a unas palomitas muy bien alimentadas y se dijo:
—¡Ea!, me pintare toda de blanco y me iré a vivir con ellas. Asi no me faltará de nada.
Las palomas no reconocieron a la intrusa, mientras estuvo sin abrir el pico, hasta que un día se olvidó del papel que representataba y chilló como la lechuza que era. Las palomas la echaron a picotazos del palomar.
Desconcertada, regresó a la torre de la iglesia, pero sus compañeras reconocieron su plumaje blanco y la arrojaron de su lado. Así, por sus malas artes,
 la pobre se encontró hasta sin su 
propio refugio.

jueves, 9 de enero de 2014

LA LEONA Y LA OSA


Una leona había perdido a su cachorro.
Se lo había robado un cazador.
La infeliz madre lanzaba tales rugidos,
que retumbaba toda la selva.
La noche, con su oscuridad y su silencio, 
no detenía los alaridos
de la reina de los bosques.
Ninguno de los animales que vivían
cerca podía conciliar el sueño. 
Por fin, la osa le dijo:
—Todos los hijos que han caído en tus fauces,
¿no tenían también padre y madre?
—Sí, los tenían —admitió la leona.
—Pues si es así, y nadie nos ha quebrado la cabeza
 por su muerte; si tantas madres han callado,
 ¿por qué no callas tú también?
—¡Callar yo, desdichada osa!
¡No sabes que he perdido a mi hijo!
¡Mi hijo no es igual a los otros que has mencionado!
¡Era mi hijo!
—Eso mismo habrán dicho todas las madres 
a las que tú has quitado sus hijos, señora leona.
La Fontaine
Moraleja:
No hay que hacer a los otros lo que no queremos
que nos hagan. 

martes, 8 de octubre de 2013

El ladrón y el perro.

El ladrón y el perro

Habiendo entrado de noche un ladrón en una casa; empezó a ladrar
el perro que había en ella, y, para que callase, el intruso le echó
un pedazo de pan. Entonces le dijo el perro, con evidente filosofía:
-¿Por qué me das este pan? ¿Para hacerme un obsequio
o  para engañarme? Si matas o robas a mi amo y a su familia,
aunque ahora me  des pan para que calle, luego me dejarás
morir de hambre. Por tanto, más me conviene ladrar
y despertarlos que comerme el pedazo de pan que me ofreces.
No creas, pues, que he de  dejarme engañar tan fácilmente
por alguien como tú.
Esopo.


Moraleja
Muchos arriesgan la vida por un fugaz beneficio. 
El que no tiene prudencia abandona lo mucho
por lo poco. Siempre hay que sospechar de 
los beneficios que ofrecen los malvados. 

lunes, 7 de octubre de 2013

El Caballo y el Asno

El Caballo y el Asno

Un caballo y un asno caminaban juntos por una carretera
seguidos de su amo. El caballo no llevaba carga alguna;
sin embargo, era tan pesada la del asno que a duras 
penas le permitía moverse, por lo cual pidió a su 
compañero le ayudase a llevar una parte de ella.
El caballo, que era egoísta y de mal temple, se negó
a prestar ayuda a su camarada que, jadeante y sin aliento,
cayó muerto en la carretera. Intentó el amo aliviar
al asno, pero era ya demasiado tarde; y así, quitándole
la carga, la colocó sobre las costillas del caballo,
juntamente con la piel del asno muerto. De esta suerte
el caballo, que por su egoísmo no había querido hacer
un pequeño favor, se vio obligado a llevar toda la carga
él solo.
Esopo.

Moraleja:
A veces por no querer ayudar a los demás
nos perjudicamos nosotros mismos.

miércoles, 22 de mayo de 2013

El Perro Glotón

El Perro Glotón

Un perro llevaba entre los dientes un buen pedazo de
carne y, al cruzar un puentecillo de madera, se asomó a
la barandilla viendo claramente reflejada en el agua su
propia figura. El muy simple creyó que se trataba de
otro perro que tenía en la boca un trozo de carne más
grande que el suyo.
Con los ojos brillantes de avaricia, pensó en apoderarse
también de la carne del otro y se preparó ávidamente
para abalanzarse sobre él, abriendo por completo sus
poderosas mandíbulas. Pero al hacerlo así, su propia
carne se le escapó de la boca, yendo a caer de golpe
en el agua, donde ya sólo se veían los círculos que se
iban formando en la superficie, tan grandes al fin,
como la propia estupidez del perro, quien aquí 
comprendió que, por codiciar un trozo de carne
mayor que el suyo, se quedó sin ninguno.

Esopo

Moraleja:
No hay que ser codiciosos, pues, por desear lo que otros
tienen,  podemos perder lo que nos pertenece

La Rana y la Gallina

La Rana y la Gallina

Desde su charco una parlera rana
oyó cacarear a una gallina.
-¡Vaya! —le dijo—, no creyera, hermana,
que fueras tan incómoda vecina,
Y con toda esa bulla, ¿qué hay de nuevo? 
—Nada, sino anunciar que pongo un huevo. 
—¿Un huevo solo y alborotas tanto?
—Un huevo solo; sí, señora mía.¿Te espantas
de eso cuando no me espanto de oírte 
cómo graznas noche y día?
Yo, porque sirvo de algo, lo publico;
tú, que de nada sirves, calla el pico.

Tomás de Iriarte

Moraleja:
Al que trabaja algo, puede disimulársele
lo que pregone; el que nada hace debe callar.

El sol y el viento

El sol y el viento

Disputado el ciento del norte con el sol 
sobre cuál de los dos era más fuerte y poderoso.
No queriendo ninguno de los dos aceptar la
superioridad del otro, convinieron en someter
a una prueba su poderío. El primero que lograse
despojar de su capa a un caminante seria el vencedor.
El viento del Norte comenzó a soplar furiosamente
acompañado de violentos chaparrones;
mas en vez de llevarse la capa del viandante,
hizo que éste se abrigara más con ella,
envolviéndose y sujetándola con ambas manos.
Le llegó el turno al Sol de probar sus
fuerzas. Inmediatamente empezó a lanzar
sus rayos sobre el pobre hombre, con tal 
ardor que lo obligó a quitarse la capa y
a sentarse sudoroso a la sombra de un árbol.
El Sol resultó vencedor.

Esopo

Moraleja:
No siempre el que grita más es el más fuerte.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Los mimos de fernando

Los mimos de fernando

Una tarde, Fernando
horas enteras se pasó llorando;
y su madre, afligida,
le mimaba, temiendo por su vida.
-¿Quieres pan, hijo mío?
-No;!que esta duro¡ y se lo tiró al río
-¿Quieres que te haga un huevo?
-No;¡que comidos más de veinte llevo!
-¿Quieres torta y manteca?
-No;¡que la torta esta demasiado seca!
-¿Quieres pastel, Fernando?
-No;¡que es pequeño y además blando!
Y la madre que lo ama,
dio una zurrada y lo metió en la cama.
Ezequiel Solana
Moraleja:
En ciertas ocasiones, las zurradas valen más que las razones.

sábado, 13 de abril de 2013

La tela de araña

La tela de araña

Sobre una frágil rosa
fabricaba una araña cierto día
su tela maravillosa,
y cuentan que decía,
con su trabajo orgulloza:
"Ya decidida estoy, desde mañana
me e de poner aquí de centinela,
y como tengo industria, madrugada y fuerza,
no pasará jamás junto ami tela
ni un solo moscardón que no haga mío"
Dando entonces rugidos llegó el viento,
arrebató violento,
hojas, tela, proyectos y esperanzas.

Agradecimientos al autor:
José Rosas Moreno

Moraleja:
Aquel que sobre arena va a fabricar palacios
imprudente.

sábado, 6 de abril de 2013

El zorro y la cigüeña

El zorro y la cigüeña

Al zorro le caía muy mal su comadre la cigüeña.
Como pensaba que era muy tonta, quiso jugarle una
broma pesada. La invito a comer. Todos los majares
se reducían a una sopa con caldo, servida en un plato,
la cigüeña no pudo comer nada con su largo pico,
mientras que el zorro, sorbió y lamió perfectamente
todo lo que había en el plato.
La cigüeña se sintió molesta y quiso vengarse de
la burla de su compadre. A su vez lo invito a comer,
aceptando el zorro inmediatamente. A la hora señalada
fue a la casa de la cigüeña y encontró a punto,
olía muy bien el zorro estaba hambriento. Era
un sabroso salpicón. Pero, ¿cómo lo sirvió la
cigüeña? Dentro  de una botella, de cuello alto
y angosta embocadura. El pico de la cigüeña
pasaba muy bien por ella, pero no el hocico del 
zorro que tuvo que volver en ayunas a su casa,
orejas gachas y cola entre las piernas, avergonzado
por que, con toda su astucia, lo había engañado
una tonta cigüeña.


La Fontanie

Moraleja:
No hay que menospreciar a otros.Suelen ser más
inteligentes de lo que creemos.
Hasta el zorro mas listo se olvida que tiene
cola que le pisen.

viernes, 5 de abril de 2013

El pescador y el pez

El pescador y el pez

Recoge un pescador su red tendida
y saca un pececillo. -¡Por tu vida!
-excalmó el inocente prisionero.-
¡Dame la libertad! Solo la quiero,
mira que no te engaño,
por que ahora soy ruin: dentro de un año
sin duda lograrás el gran consuelo
de pescarme más grande que a mi abuelo.
!Qué¡ ¿Te burlas? ¿Te ríes de mi llanto?
solo por otro tanto,
a un hermanito mio
un señor pescador lo tiró al río.
-¿Por otro tanto al río? ¡Qué manía!-
replicó el pescador, pues ya sabía
que dice el refrán castellano:
"Más vale pájaro en mano..."
Agradecimientos al autor:
Félix M. Samaniego.

Moraleja:
La panza no se llena jamás con la
esperanza.

martes, 2 de abril de 2013

La cigarra y la hormiga.

La cigarra y la hormiga. 

Secaba la hormiga al sol, en invierno, todo el trigo que había recogido
durante el verano. Una cigarra hambrienta, que vio sus provisiones
se acercó y le pidió que le dice un poco; a lo cual le respondió
la hormiga:
-Amiga mía, ¿qué hiciste tú en el estío mientras yo trabajaba?
-Andaba cantando por los sotos- contestó la cigarra-; con mis
canciones no me quedó tiempo para recoger provisiones.
-Pues si cantabas en verano- repuso la diligente hormiga-,
danza en invierno.
Y recogiendo otra vez el trigo se metió en su agujero.
Esopo

Moraleja:
Debemos trabajar a tiempo, para que no nos falte
con qué vivir.El holgazán siempre se halla
necesitado y mendigo.

domingo, 31 de marzo de 2013

El cazador y la perdiz.

El cazador y la perdiz.

Una perdiz en celo reclamada
vino a ser en red aprisionada.
Al cazador la mísera decía:
-Si me das libertad este día,
te he de proporcionar un gran consuelo.
Por este campo extenderé mi vuelo,
juntaré a mis amigas en bandada,
y tendrás, sin costarte dos ochavos,
doce perdices como dos pavos.
-¡Engañar y vender a tus amigas!
¿Y así crees que me obligas?
-Respondio el cazador-. !Pues no, señora:
mure, y paga la pena de traidora¡

Felix M. Samaniego

Moraleja:
La traición, aun soñada, es detestable.

miércoles, 27 de marzo de 2013

El pastor bromista


El pastor bromista

Un pastor que apacentaba su rebaño
bastante lejos de la aldea,
se entregaba a menudo a la siguiente broma:
gritando que los lobos atacaban su rebaño,
llamaba en su auxilio alos abitantes de la aldea.
Dos o tres veces los cándidos vecinos, asustados,
salieron precipitadamente en su ayuda, regresando
defraudados. Pero al fin, un día los lobos
se presentaron realmente, y mientras devastaban
al rebaño, el pastor se desgañitaba inúltilmente
llamando a los de la aldea en su ayuda,
pero éstos, creyendo que se trataba de una nueva
broma, no le hicieron caso alguno. Y así
perdió el pastor todos sus carneros.
Esopo

Moraleja:

Los mentirosos sólo consiguen una cosa:
que nadie les crea, ni aun cuando dicen
la verdad.