Desde su charco una parlera rana
oyó cacarear a una gallina.
-¡Vaya! —le dijo—, no creyera, hermana,
que fueras tan incómoda vecina,
Y con toda esa bulla, ¿qué hay de nuevo?
—Nada, sino anunciar que pongo un huevo.
—¿Un huevo solo y alborotas tanto?
—Un huevo solo; sí, señora mía.¿Te espantas
de eso cuando no me espanto de oírte
cómo graznas noche y día?
Yo, porque sirvo de algo, lo publico;
tú, que de nada sirves, calla el pico.
Tomás de Iriarte
Moraleja:
Al que trabaja algo, puede disimulársele
lo que pregone; el que nada hace debe callar.
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