domingo, 31 de marzo de 2013

Los zapatos del novio.

Los zapatos del novio

El día de su boda, el novio se puso un
traje nuevo y limpió cuidadosamente
sus zapatos, Iba caminando, y de
pronto vio unos árboles llenos de
manzanas y quiso recoger algunas 
para llevárselas a su novia. Cuando el
novio terminó de cortar las manzanas
se dio cuenta de que sus zapatos
se habían manchado de lodo.
-¡No puedo ir a mi boda con los zapatos tan
sucios!- dijo el novio. Entonces le preguntó a
la yerba: -¿Podrías ayudarme a limpiar mis
zapatos? La yerba respondió:
-¡No! No quiero ayudarte. El novio siguió
caminando. Luego se encontró con una
vaca y le pidió: -¿Podrías comerte a la yerba
que no quiso ayudarme a limpiar mis
 zapatos? La vaca respondió:
-¡No! No quiero ayudarte.
No tengo hambre.
El novio siguió caminando
Luego encontró un palo y le dijo:
-¿Podrías golpear a la vaca que no quiso 
comerse a la yerba que no quiso ayudarme a
limpiar mis zapatos? El palo respondió: -¡No!
No quiero ayudarte.
No me molestes. El novio siguió caminando.
Luego encontró al fuego y le pidió:
-¿Podrías quemar al palo que no quiso
pegarle a la vaca que no quiso comerse 
la yerba que no quiso ayudarme a limpiar mis
zapatos?
El Fuego respondió:- ¡No! No quiero ayudarte.
Estoy ocupado. El novio siguió caminando.
Luego encontró una fuente de agua y
le pidió:
-¿Podrías apagar el fuego que no quiso
quemar al palo que no quiso golpear a
la vaca que no quiso comerse la yerba
que no quiso ayudarme a limpiar mis
zapatos?
La fuente de agua respondió:
-¡No! No quiero ayudarte.
¡Déjame sola!
El novio siguió caminado.
Se sentía muy mal con sus
zapatos sucios.

Cuando estaba a punto de darse por 
vencido, el novio se encontró con un
perro y le contó que la yerba, la vaca,
el palo, el fuego y la fuente de agua no
habían querido ayudarlo. -Yo te
ayudaré -le dijo
el perro.

El perro fue a la fuente y le
dijo: -Me beberé tu agua,
por que no quisiste apagar
el fuego. La fuente contestó:
-No, no te bebas mí agua.
Apagare el fuego. El fuego
contestó:
-No, no me apagues.
Quemaré al palo. El palo
contestó: -No, no me
quemes. Golpearé a la vaca.
La vaca contestó:

-No, no me pegues. Me comeré la 
yerba. La yerba contestó:
-No, no me comas. Limpiaré los
zapatos del novio. Y así el novio, muy
elegante y con los zapatos muy
limpios, siguió su camino a la boda y
llevó las ricas manzanas a su novia.

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